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Volver a empezar: la historia de un refugiado reubicado en Finlandia

Hakam Alnaif tiene 26 años. Nació en Yarmouk, un pueblo de la capital Siria de Damasco. Como hijo único siempre fue muy apegado a sus padres. Pero la guerra entró en su vida y la cambió por completo. Después de haber escapado hacía Turquía, vivir una odisea para cruzar el mar yun año en un campo de refugiados en Grecia, fue reubicado en Finlandia. Ahora espera por su nuevo hogar.


Refugiados escapando de Yarmouk

Hace dos meses que estoy en Finlandia, aprendí el idioma y empecé una nueva vida”, dice Hakam optimista de cara al futuro. Pero no siempre lo fue. Hace dos años y medio tomó la decisión de escapar de la guerra en Siria y buscar una nueva vida. Esa también fue la última vez que vio a sus padres, y desde ese entonces hasta hace dos meses nada fue fácil.

A veces trabajaba en electrónica y otras veces decorando casas, estudiaba inglés y su hobby era la música. Vivía con sus padres en una casa de su pueblo natal y su vida era como cualquier otra. “Todo era hermoso hasta que empezó la guerra. De repente mi peor pesadilla se hizo realidad”, recuerda.


La guerra Siria comenzó en 2011, pero no llegó a su pueblo hasta el 2015 cuando una bomba cayó a metros de su casa. Asustado por el estruendo, miró por la ventana y se dio cuenta de lo que estaba pasando. En ese momento les dijo a sus padres que tenían que marcharse, irse a otro pueblo lo más lejos de la guerra posible. Así lo hicieron, pero la vida allí tampoco era fácil y solo decidió ir en busca de una vida mejor.


Fui de Damasco a Alepo y caminé dos días hasta Turquía. Llegué a fines de diciembre del 2015, no quería quedarme mucho tiempo. Pagué 700 dólares y me subí al primer bote que encontré.

Pero cuando estaban en el medio del mar, el motor se paró y tuvieron que esperar una unidad de rescate que los devolvió a Turquía. Lo intentaron una vez más, y esta vez fue la policía turca quien los detuvo.


-Me quedé pensando por qué me pasaba eso a mi, y decidí que iba a intentarlo una vez más. Si fallaba, volvía a Siria para morir frente a mis padres.


La tercera fue la vencida, y después de tres horas en bote llegó a Chíos, una isla griega donde estuvo una semana a la espera de un barco que después de siete horas lo llevó hacia Atenas. Pero en la capital griega no terminó el viaje, después de dos horas en colectivo llegó a Sounion, un campo de refugiados ubicado en el sur de la Grecia continental, donde estuvo un año a la espera de asilo.


Hakam en Sounion

¿Cómo fue tu año en Sounion?

-Cuando llegué a Grecia pensé mucho en mi familia. En el campo encontré amigos que fueron como hermanos para mi, y siempre estuvieron a mi lado. Decidí ser fuerte, aprender inglés y salir adelante. Sentí que estuve una vida esperando, pero los voluntarios nos traían alegría.

¿Cómo fuer el proceso para lograr la relocalización?

-Me acerqué a la UNRCH, la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas, que se ocupa de la re-locación de los refugiados. Me pidieron algunos documentos y mi pasaporte. Después de dos entrevistas y un largo tiempo esperando, pude viajar legalmente a Finlandia.


Hakam llegando a Finlandia

¿Qué sentiste cuando te dijeron que ibas a ser relocalizado?

-Al principio estaba contento porque iba a empezar una nueva vida. Después me puse triste porque en mi primer viaje me alejé de mi familia y en el segundo iba a dejar a mis amigos, que ya eran como hermanos.


Actualmente Hakam espera en un campo de refugiados en Finlandia por sus papeles de residencia y un nuevo hogar. Supone que en el próximo mes todos los documentos estarán listos y que podrá empezar de nuevo. Su próxima meta: Volver a ver a su familia.


¿Qué le dirías a quienes no conocen a los refugiados y no quieren recibirlos?

Creo que hay mucha gente que no quiere a los refugiados por todas las cosas que están pasando. Pero me gustaría decirles que cuando un refugiado hace algo, se representa a si mismo y no a otros refugiados.

Cuando alguien llega a un país extraño  y pide asilo, es porque su país no es seguro. Odio esto, pero quiero decirle a toda la gente que en Siria hay guerra, y que esa gente perdió a su familia, no pueden volver a sus casas.

Nunca se van a olvidar de la gente que fue amable con ellos y siempre van a agradecer a quienes cuidaron de ellos y de sus hijos.


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